He estado muy malo. Al borde de la muerte. O todo lo cerca de la muerte que se puede estar con una gripe. Una amiga me dijo el sábado que parecía mentira que hubiera vuelto de Nepal sin un rasguño y que luego, una simple gripe, me haya dejado tirado dos semanas y pico. Y tiene su parte de razón. Por suerte ya estoy plenamente recuperado. Creo.
Y entre fiebres y toses, en todo este tempo que he estado en hibernación bloguera no es que mi vida se haya detenido. No. En realidad han pasado cosas, interesantes muchas, curiosas otras y hasta alguna de ellas van, y muy bien, con la temática de este blog.
La más importante es que he conocido a alguien.
Se trata de Heidi, una amiga de mi amiga Gataparda. Una amiga que tenía escondida en vete a saber tú dónde (en realidad sí sé dónde), pero que se presentó una noche de improviso y consiguió llamar mi atención. Y lo que fue más importante, parece que yo logré captar la suya. Lo cierto es que nos pasamos toda la noche hablando y riendo sin parar. Digamos que terminó alegrando un día que había empezado siendo una mierda enorme.
Heidi es pequeñita y de aspecto tremendamente juvenil. De hecho le eché menos años de los que ella afirmó tener, cosa que no me he terminado de creer todavía. Es femenina y atractiva, y guapa, y con un gran sentido del humor. ¿Qué más se puede pedir?
Pues volverla a ver al día siguiente.
Yo estaba muy caliente… 39 grados de caliente. Entró en juego la fiebre y no pude verla, y eso que hice el intento y todo… pero así no se puede. Eso sí, “Esta noche pensaré en ti” fue lo que me dijo. Sólo le puede pasar al Señor Capullo lo de ponerse malo en un momento tan importante. Pero esa frase de “Pensaré en ti” no dejaba de ser esperanzadora. ¿Que más se puede pedir?
Pues que se quede en España el tiempo suficiente.
Pero Heidi ha vuelto a Alemania, donde trabaja de profesora en la universidad y donde está terminando su tesis. Sólo había venido a España para pasar las vacaciones de Navidad con la familia. Y sólo una semana después de haberla conocido se marchó. Y, nuevamente la fiebre, me impidió despedirme de ella.
Así que básicamente sólo la he visto una vez, pero hablamos casi todos los días por Internet. Alguna vez Heidi sólo se ha conectado para mandarme un beso, si está muy liada. Otras charlamos durante horas. Y a mí cada vez me gusta más.
La buena noticia es que Heidi pasará unos días en España en marzo. Y marzo ya está aquí, como quien dice…
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Etiquetas: Humor, mujer, fiebre, esperanza, sorpresa, Gataparda, salir, Alemania, Heidi